jueves, 28 de febrero de 2008

31.- EN EL INTENTO ME QUEDO EXHAUSTA

Arengo mi alma y en el intento me quedo exhausta. Me convoco y a la hora acuden todos los miedos en pelotón.
La mitad de la memoria. Aquellas tontas virtudes reconocidas. Los excesos del galante éxito y el carcomido orgullo ante el fracaso que creía ya enterrado.
Aquí me reúno con todas mis representaciones y a cada una les reclamo un último esfuerzo para lograr estudiar este examen. ¡Unidad y valentía!.
Mientras, un hombre calvo con barba blanca en mangas de camisa atraviesa la plaza, y todos a un tiempo desviamos la atención.

- Qué buena tarde.
- Qué cálido sol.
- Qué otras miles de oportunidades nos estaremos perdiendo.

Entonces, cada sentido sale corriendo a golpe de silbato.
Vista al frente.
Oídos al encuentro del timbre que el cartero comercial aprieta con nerviosismo.
El olfato que sigue el rastro del café que chisporrotea en el fuego.
El gusto reconoce el sabor seco del tabaco. Y el tacto tiembla sobre el cristal de la mesa.
La reunión se disuelve y me quedo como estaba.
Vivir en un cuerpo de repúblicas independientes es una completa dictadura.

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