En la noche, saltan a mi paso figuras musicales transitando por los pentágramas invisibles de una melodía urbana.
El taconeo de una redonda que sale de la peluquería cubriéndose la cabeza con una bolsa del supermercado. La rápida discusión inteligible de dos negras pisando los talones a un grupo de corcheas que se ríen arrastrando sus vaqueros por toda la avenida. El chapoteo de la bicicleta de una fusa atravesando un charco y el canto" que llueva, que llueva" de una blanca tirando de un par de semicorcheas escondidas bajo sus paraguas.
Ríos de música acuática me sumergen en un sueño otoñal, frío y desvanecedor, que me transporta hasta la puerta de mi casa sin saber el camino que tomé ni dónde se inició, mientras los ladridos de una semifusa se pierden en la oscuridad del jardín .
jueves, 21 de febrero de 2008
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